Escribiré
tu nombre en mi piel,
con las
uñas de las manos,
una,
diez, cincuenta veces,
para asegurarme
que no será
olvidado.
Quemaré
tus fotografías
y aspiraré
las cenizas
hasta
tapar mis pulmones.
Dejaré
de respirar, como tu cuerpo.
Me ahogaré
en tus imágenes.
Atraparé
en una cápsula,
sellada
al alto vacío,
el
rumor de tu voz .
Evitaré
que los gusanos
silencien
tus palabras.
Dormiré
con tus objetos,
para
que en el sueño
me
narren las historias
que
vivieron
a tu lado.
No
despertaré…
Ni hoy,
Ni mañana,
Ni en
un año…
Esperaré
a que
abras de nuevo los ojos.
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