martes, 21 de febrero de 2012

Mi boda con las letras

He decidido darme un anillo de compromiso con el abecedario grabado.
Cuando llegue el tiempo, las letras y yo nos uniremos en sagrado matrimonio.

En tanto, seguiremos siendo amantes;
viviremos en amasiato;
nos contaremos historias
y nos declamaremos versos.

Estoy convencida de que debo pelear con firmeza por este amor que parece prohibido. El esfuerzo no es innovador: ya aplanaron el camino mujeres que orgullosamente me anteceden: Sor Juana Inés de la Cruz, Gabriela Mistral, Simone de Beauvoir, Rosario Castellanos, Nora Lange, Olga Orozco, Alejandra Pizarnik, Sylvia Plath, Anne Sexton.

Los poemas que leerás no se refieren "al dulce canto a la vida, al amor, a dios o a los sueños". De hecho, están lejos de ser políticamente correctos. Mis textos, al igual que los de Delmira Agustini, tienen claras referencias al cuerpo; pero no a ese que describen cándidamente como "dientes de perla" o "piel de terciopelo", sino al que está aquejado por los males de la mente o al que es acariciado por el deseo carnal.

Escribe Marisa Martínez Pérsico en su artículo ¿Poetas o poetisas? sobre la poesía de Agustini que: "La agresividad y la violencia aparecen asociadas al amor: verbos como morder, destrozar, clavar y sustantivos como coágulos, secreciones, sangre, segregaciones y fluidos se rebelan contra el estereotipo cultural de la delicadeza femenina y la dulzura maternal."

En mis versos verán una clara influencia de mis Vírgenes Suicidas: Alejandra Pizarnik, Sylvia Plath, Anne Sexton; así como de mis combativas amantes: Norah Lange y Olga Orozco.






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